de arrepentidos o ingenuos
ganaron las elecciones
y entraron en el gobierno
unos pillos socialistas,
que se llamaban obreros,
Gran revuelo entre las gentes
causó el acontecimiento.
Hubo bailes y charangas
entre la gente del pueblo.
Zapatero y sus compinches
habían ganado ese duelo,
y al pie del puño florido
hicieron su juramento.
Con la rosa por testigo
los ministros prometieron
dar trabajo, hacer justicia,
y predicar con el ejemplo
Pasaron algunos meses,
y al llegar al año y medio
las rosas ya estaban secas,
y lass promesas volaron
cual hojas que lleva el viento
Todo se llenó de pícaros,
trepadores y mastuerzos,
políticos sin gramática,
Donjuanes de medio pelo.
Tragaldabas, tragaperras,
tragacargos, tragasueldos,
y, en menos que canta un gallo,
nos dejaron medio en cueros.
Las calles y plazas públicas,
los mercados y paseos,
se llenaron de chorizos,
robaperas, descuideros,
tramposos, trapisondistas,
mangantes y presos sueltos.
La corte de los milagros
salió del túnel del tiempo,
y volvieron los mendigos,
los parados, los hambrientos.
con sus chulos al acecho.
Invertidos, maricones,
zorras de pelaje nuevo.
Ambulantes de la droga
de ésos que llaman "camellos".
En calzón van pensionistas,
en perniles los obreros,
empresarios en pelotas,
contribuyentes en cueros,
los ladrones en la calle,
los tontos al Ministerio,
los ministros en Mercedes,
los electores al huerto,
Indultos a terroristas,
y guardias al cementerio.
MÁS REAL, ¡imposible!
(A. Dorta)