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sábado, 24 de octubre de 2009

La mujer en el Antiguo Egipto I

La mujer en el Antiguo Egipto I

Reinas, sacerdotisas, magas, escribas, comadronas o simples amas de casa... la posición de igualdad que disfrutó la mujer en la época de los faraones no sólo sorprendió entonces, sino que sigue haciéndolo ahora. Pero además llegó a detentar tal poder que accedió al conocimiento más sagrado y los estatus más elevados, incluyendo el faraónico y el sacerdotal...

Hablar del antiguo Egipto es hablar de 3.000 años de historia de un territorio que superaba con creces el millón de km2 actual, tres milenios en los que hubo decenas de guerras, ocupaciones, sublevaciones, cambios sociales, económicos, políticos y religiosos. Por ello, hacer referencia a la situación de las mujeres durante ese gran imperio sin caer en los errores propios de la generalización es imposible. Aún así, y sin profundizar demasiado en los pormenores de cada dinastía y época, si que es posible establecer en líneas generales cómo vivían, cuáles eran sus posibilidades, derechos y libertades dentro de la sociedad, a qué tipo de trabajos podían acceder, cuál pudo ser su participación en los ritos religiosos y su relación y posición frente al hombre.

Por desgracia no existen muchos documentos que nos hablen del pasado de la mujer egipcia, aunque afortunadamente en muchas tumbas, templos funerarios, monumentos y esculturas quedaron plasmadas informaciones valiosísimas sobre episodios fundamentales de sus vidas. Han permanecido grandes extensiones de decoraciones murales en las que podemos ver, no sólo escenas religiosas y ritos funerarios, sino también otras de trabajos domésticos y agrícolas, mercadeo, fiestas, deportes u otras más propias de la familia y de la maternidad, datos que nos ofrecen una visión bastante ajustada del papel social que el sexo femenino ejerció en el antiguo Egipto.

La relación hombre-mujer que representaron los artistas expresa de manera clara, y aún mejor que los textos, la práctica igualdad de derechos de ambos sexos. No en vano, la mujer egipcia poseía una independencia y libertad de tal envergadura que otras culturas e imperios contemporáneos al egipcio como los griegos -cuya posición social de la mujer era de total sometimiento frente al hombre- y, de manera más tardía, los romanos -donde las atribuciones y derechos de las féminas eran más limitadas-, cayeron en el error de pensar que la sociedad egipcia era predominantemente matriarcal, creencia que condujo a que el mismo Heródoto, al narrar en sus escritos la historia y costumbres del país de los faraones, afirmara que "...allí son las mujeres las que venden, compran y negocian públicamente, y los hombres hilan, cosen y tejen".

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